Fuentes de Agua Dulce


Aprendiendo de Mendoza, Argentina: “El agua no se negocia”

A finales del año pasado, los ciudadanos de Mendoza, Argentina, fueron protagonistas de una de las manifestaciones sociales más relevantes de la provincia. El objetivo era contundente: la defensa del agua. Personas de todas las edades, de ONG, asambleas ambientalistas y movimientos antimineros, científicos y académicos salieron a las calles exigiendo al gobierno local dar marcha atrás a la modificación de la Ley 7722, conocida como “la guardiana del agua” o “ley del pueblo”. Es una norma fundamental para la protección del agua en Mendoza porque prohíbe el uso de cianuro, mercurio, ácido sulfúrico y otras sustancias químicas tóxicas en las actividades mineras, las cuales contaminan gravemente ríos, lagos y otras fuentes naturales de agua. Promulgada el 21 de junio de 2007, esta ley es resultado de una larga lucha por parte de la sociedad civil. Un retroceso en la protección ambiental El gobierno pretendía modificar la Ley 7722 con otra norma, la Ley 9209, que permitía “el uso de sustancias químicas [entre ellas el cianuro], mezclas o disoluciones de ellas, que aseguren la sostenibilidad del proyecto [minero]”. La justificación para eliminar la prohibición del uso de cianuro y otros elementos tóxicos era “garantizar la sustentabilidad en el aprovechamiento de los recursos naturales, con especial énfasis en la tutela del recurso hídrico y asegurar el cumplimiento de la actividad minera”. El uso de cianuro en la minería legal es cada vez es menos frecuente debido a los riesgos que implica su fabricación, transporte y uso. Los compuestos de cianuro suelen ser altamente tóxicos en su forma gaseosa o disueltos en agua. Teniendo en cuenta que el límite de cianuro en agua potable para consumo humano seguro es cuatro gotas por litro, las concentraciones usadas en minería presentan riesgos bastante altos. Además, existe abundante evidencia de derrames y pérdidas de cianuro en instalaciones mineras durante su transporte y de múltiples casos de muerte masiva de fauna en instalaciones mineras, particularmente de aves migratorias. Por si fuera poco, la modificación legislativa buscaba flexibilizar los procedimientos de control y vigilancia ambientales pues establecía que ya no era obligatorio que la Declaración de Impacto Ambiental de un proyecto minero fuera ratificada por ley, bastando únicamente la firma de un funcionario de la Secretaría de Ambiente de la provincia para autorizar el proyecto. Ello atentaba contra la efectividad de la Ley 7722. Estos cambios promovidos por el gobierno de Mendoza vulneraban los principios de protección ambiental del país, entre ellos el de sustentabilidad, contenidos en la Constitución y otras normas de carácter nacional que las provincias están obligadas a cumplir y enriquecer. Por ejemplo, el artículo 41 de la Constitución establece que “todos los habitantes gozan del derecho a un ambiente sano, equilibrado, apto para el desarrollo humano y para que las actividades productivas satisfagan las necesidades presentes sin comprometer las de las generaciones futuras; y tienen el deber de preservarlo”. La respuesta ciudadana La movilización en contra de esta modificación, que pretendía dar vía libre al uso de sustancias de altísimo impacto ambiental, superó cualquier precedente y se convirtió en un ejemplo para toda la región al lograr revertir una iniciativa ya aprobada por los legisladores de Mendoza. La desaprobación social de la nueva ley se multiplicó. Bajo los lemas "el agua no se negocia” y “el agua vale más que el oro”, la sociedad organizada de Mendoza expresó su rechazo. Las manifestaciones populares, las más grandes de la historia de Mendoza, comenzaron el 22 de diciembre. Al día siguiente, 50 mil personas se reunieron al frente de la Casa de Gobierno Provincial tras un recorrido de más de 100 kilómetros iniciado en la población de San Carlos, en el Valle de Uco, y que pasó por los pueblos aledaños. Las personas movilizadas tenían la misma reivindicación: La Ley 7722 no se toca. Pese al evidente rechazo popular, el Gobernador de Mendoza promulgó la reforma. Miles de vecinos autoconvocados se concentraron en el kilómetro cero —entre las calles San Martín y Garibaldi— de la capital provincial para exigir la derogación de la norma. El 26 de diciembre, ante la constante y creciente presión social, el Gobernador anunció que no reglamentaría la nueva ley. Esa medida paliativa no convenció y las movilizaciones se intensificaron. El Gobernador decidió entonces dar marcha atrás a la modificación de la Ley 7722 y el viernes 27 anunció que iba a enviar un proyecto de ley para derogarla, lo que finalmente ocurrió el lunes 30. El caso de Mendoza deja una lección valiosa a todos los países América Latina: Cuando la ciudadanía conoce y toma conciencia de la importancia de la naturaleza y de la magnitud de los peligros que enfrenta, es muy difícil doblegarla. Los conflictos socioambientales no solo responden a quiénes detenten el control de los recursos naturales, sino también a las consideraciones de afectaciones en un entramado social bastamente complejo. Para los seres humanos y no humanos, la naturaleza es parte constitutiva de nuestra identidad, cultura y costumbres. Somos parte de ella y ella de nosotros. Es una red viva e interconectada. Por ello debemos ser sus principales defensores. La actualización pronta y necesaria del concepto de “desarrollo sustentable” es uno de los desafíos del Derecho Ambiental en el siglo XXI. No podemos concebir un desarrollo que atente contra la naturaleza e ignore los derechos humanos.   Conoce más sobre el uso de cianuro en la minería.  

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Impactos a perpetuidad: El legado de la minería

La minería metálica de gran escala tiene impactos que, tras el cierre de las minas, pueden persistir por siglos, milenios o más tiempo.Esos impactos están contemplados en la legislación de varios países, pero no en América Latina. Además, implican costos económicos, sociales y ambientales que, por su duración y naturaleza, ninguna institución puede asumir.¿Qué se puede hacer ante esta realidad? ¿Debemos encontrar formas de gestionar estos impactos o debemos evitarlos?En este seminario virtual, respondimos a esas interrogantes y presentamos la publicación "Impactos a perpetuidad. El legado de la minería", escrita por Andrés Ángel geólogo y asesor científico de AIDA. istaAndrés Ángel, geólogo y asesor científico de AIDA. Grabación Presentaciones1. Presentación introductoria: 2. Presentación de Andrés Ángel, geólogo y Asesor Científico de AIDA: 

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Un camino seco fue lo que dejó el desvío del arroyo Bruno en la Guajira, Colombia

Caminando por donde alguna vez corrió un arroyo: ¿Carbón o vida?

La cita fue en un domingo caluroso de julio. Junto a comunidades indígenas Wayuu y afrodescendientes desplazadas por la minería de carbón, de organizaciones sociales y de derechos humanos, empleados de la empresa Cerrejón y funcionarios de gobierno caminé por más de cinco horas por donde alguna vez corrió el cauce natural del arroyo Bruno. Lo que vi a mi paso fueron restos de caracoles que murieron de sed, pegados al fango, y el cuerpo sin vida de un tigrillo que, inerte, nos muestra lo que no debería pasar de nuevo. El Bruno es una vena de agua que irrigaba el departamento de la Guajira, ubicado en el extremo norte de Colombia y azotado hace años por una sequía extrema. El arroyo es un generoso tributario del río Ranchería, una de las fuentes hídricas más importantes del departamento, y hace parte de los sistemas subterráneos de agua que han dado vida a las comunidades de la región. Fue doloroso caminar por donde alguna vez el Bruno fluía libre, pensar —mientras lo hacía— que lo que ahora es un tramo seco, antes era un caudal rebosante de vida. Ese domingo también recorrimos lo que ahora pretende ser el cauce artificial del arroyo después que, en 2014, la Autoridad Nacional de Licencias Ambientales autorizara a Cerrejón desviar 3,6 kilómetros del caudal del Bruno para favorecer la continuidad de la explotación de carbón en la Guajira. Varias cosas me impresionaron ese día. Una de ellas fue que pese a que los ríos nos pertenecen a todos y las fuentes naturales de agua son públicas, estuvimos siempre acompañado por empleados de la empresa. Entramos a terrenos “de propiedad” de la concesionaria de explotación de carbón en la Guajira. Las comunidades que antes transitaban libremente la rivera del arroyo hoy no pueden hacerlo. Aunque el Bruno es una de las pocas vertientes de agua del departamento menos lluvioso de Colombia y una de las escasas fuentes de agua dulce de las comunidades, su cauce fue taponado y desviado para facilitar la minería. Una obra de ingeniería afectó una de las vertientes más importantes para una región sedienta y creó un camino artificial por el que no corre ni un hilo de agua. “Si llevan agua son ríos; si no, son caminos, nos enseña uno de los versos del poeta indígena guatemalteco Humberto Ak'abal. El nuevo “cauce” del Bruno no es río, “sino camino estéril” que atestigua el deterioro de un ecosistema sensible. El “camino” no recupera ni mitiga los daños de la desviación del arroyo. Por el contrario, produce nuevos. El mundo enfrenta una crisis climática y la minería de carbón es una de sus principales causas. Mientras varios países están reemplazando el uso de carbón en sus matrices energéticas por opciones limpias, en Colombia se decide secar un río para explotar cada vez más carbón. Recorriendo caminos de justicia Pese a todo, al día siguiente de la caminata, la frustración por lo absurdo no impidió un asomo de esperanza. El lunes, a la audiencia pública convocada por algunos congresistas para la rendición de cuentas sobre lo ocurrido con el Bruno, llegaron los representantes de las comunidades y organizaciones. La fuerza y dignidad de sus palabras, en donde se cifran décadas de resistencia, me abrazaron el alma.  “Este territorio es nuestro, nuestros ríos son nuestra vida y la vida se cuida, por nuestros hijos, por nuestro presente y por nuestro futuro y el del mundo”. Como en muchas ocasiones antes, la Guajira le habló al país y al mundo. Les dijo que no es posible que se priorice el uso del agua para la minería sobre su consumo humano Les advirtió que el país debe transitar a formas de producción de energía que no generen los daños que la minería de carbón ha provocado por décadas en el clima, los derechos humanos y en los ecosistemas y especies que nos sostienen. El arroyo debe volver a su cauce, los caracoles deben beber nuevamente de sus aguas y ningún tigrillo debe seguir muriendo por la destrucción de su mundo. En una sentencia de 2017, la Corte Constitucional evidenció que existen incertidumbres sobre los impactos ambientales y sociales del proyecto de modificación del cauce del arroyo Bruno. Y ordenó la creación de una Mesa Interinstitucional para resolver las denuncias de las personas afectadas. Las comunidades seguirán exigiendo el cumplimiento de ese fallo y demostrando que las incertidumbres son en realidad certezas de daños que siguen minando sus vidas. AIDA, junto con otras organizaciones, seguirá acompañando esa lucha para evidenciar los daños de la minería de carbón y promover alternativas limpias y justas que respeten el ambiente y a las personas.  

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Infografía: Lagos Poopó y Uru Uru, humedales bolivianos en riesgo

Ubicados en la parte central-este del altiplano boliviano, los lagos Poopó y Uru Uru son fuente importante de agua para la biodiversidad de la zona, así como para comunidades indígenas y campesinas. Ambos ecosistemas, considerados Humedales de Importancia Prioritaria Internacional bajo la Convención Ramsar, están en grave riesgo por la actividad minera, el desvío de ríos y la crisis climática.   

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Comunidades y organizaciones piden asistencia técnica internacional para rescatar lagos Poopó y Uru Uru en Bolivia

Solicitan la visita y recomendaciones de expertos de la Convención Ramsar, tratado intergubernamental para la protección de humedales. Los lagos están en grave riesgo por la actividad minera, el desvío de ríos y la crisis climática. De su recuperación depende la subsistencia de comunidades indígenas, así como de especies clave de animales y plantas. La Paz, Bolivia. Comunidades locales y organizaciones ambientales, sociales y de mujeres solicitan que la Secretaría de la Convención Ramsar, tratado intergubernamental para la protección de humedales, envíe una misión de expertos al país para evaluar la salud de los lagos Poopó y Uru Uru, así como para hacer recomendaciones al Estado boliviano para la recuperación urgente de esos ecosistemas. “El conocimiento especializado sobre humedales de la Convención de Ramsar puede ser de enorme utilidad para salvar los lagos Poopó y Uru Uru”, sostuvo Carlos Lozano Acosta, abogado sénior de la Asociación Interamericana para la Defensa del Ambiente (AIDA). Ubicados en la parte central-este del altiplano boliviano, estos lagos son fuente importante de agua para la biodiversidad de la zona, en especial para varias especies de aves endémicas y migratorias. El lago Poopó es el segundo más grande de Bolivia después del emblemático lago Titicaca. Son el hábitat donde se concentra la mayor cantidad de flamencos en el altiplano boliviano y, posiblemente, en toda la región altoandina de Sudamérica. Estos ecosistemas altiplánicos son también hogar de especies únicas como la keñola (Rollandia microptera), especie en peligro de extinción. De la preservación de los lagos Poopó y Uru Uru depende también los modos de vida y medios de subsistencia de poblaciones campesinas e indígenas, entre ellas comunidades quechuas, aymaras y los Uru Murato o “pueblos del agua”, una de las naciones indígenas originarias más antiguas de Bolivia. “Justamente para preservarlos es que el gobierno inscribió en 2002 a los lagos Poopó y Uru Uru como humedales de importancia prioritaria internacional bajo la Convención Ramsar”, recordó Sergio Vásquez, director del Centro de Comunicación y Desarrollo Andino (CENDA). “Queremos que Ramsar apoye al Estado boliviano para proteger a éstos y a otros humedales altoandinos”. En diciembre de 2015, los niveles de agua del lago Poopó se redujeron a tal grado que el cuerpo de agua desapareció, hecho considerado como una de las mayores catástrofes ambientales del país. Las causas fueron varias: la sedimentación producida por la minería, el desvío de sus afluentes y fenómenos naturales agravados por la crisis climática. Aunque el lago Poopó logró aumentar su caudal en tiempo de lluvia, su situación aún es muy crítica en época seca. “Por ello pedimos que expertos de Ramsar identifiquen medidas para fortalecer la vigilancia y monitoreo de estos ecosistemas”, señaló Ángela Cuenca, del Colectivo de Coordinación de Acciones Socioambientales (Colectivo CASA). “Queremos además que recomienden acciones de mitigación y restauración ante los daños ocasionados por actividades mineras”. La degradación de los lagos Poopó y Uru Uru incide directamente en el bienestar de las personas que dependen de ellos, generando daños en la salud, especialmente en mujeres, niñas y niños. Los Uru Murato, antes dedicados a la pesca, se vieron obligados a migrar para trabajar en las minas, convirtiéndose en “refugiados climáticos”. “Las mujeres indígenas y campesinas vivimos y sentimos los efectos de la contaminación y desaparición del lago, porque somos nosotras las responsables del sostenimiento y alimentación de nuestras familias”, resaltó Margarita Aquino, de la Red Nacional de Mujeres Defensoras de la Madre Tierra – RENAMAT. "Las fuentes de agua son vitales para la Madre Tierra y para nuestras comunidades". Consulta y descarga la infografía del caso o de prensa: Victor Quintanilla (México), AIDA, [email protected], +5215570522107  

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Lo que debemos hacer para preservar nuestra biodiversidad y patrimonio natural

Enfrentamos como sociedad el grave riesgo de perder nuestro mundo natural, todo aquello que nos sostiene. Nuestras acciones están provocando la pérdida masiva y acelerada de entornos naturales, animales y plantas. Entre esas acciones están la creciente agricultura y ganadería, la destrucción de hábitats, la introducción de especies extrañas, la sobreexplotación directa de especies, la expansión de las áreas urbanas, la sobrepoblación y la contaminación. Así lo ha revelado el informe de la más reciente y más completa evaluación global sobre biodiversidad realizada hasta ahora. En el informe, elaborado por científicos de la Plataforma Intergubernamental de Ciencia y Política de las Naciones Unidas sobre Biodiversidad y Servicios de los Ecosistemas (IPBES, por sus siglas en inglés), se evidencia que la capacidad de los ecosistemas de brindar beneficios a las personas ha disminuido drásticamente desde los años 70. Ello se debe a que los diferentes entornos se han reducido en 47% en promedio, a qué un 25% de las especies de flora y fauna está en peligro de extinción, a que la cobertura de arrecifes de coral es cada vez menor a causa del aumento de la temperatura en el agua y la acidificación de los océanos, fruto de la crisis climática y, entre otras cosas, a que un 33% de los recursos pesqueros se encuentran sobreexplotados. Pese a lo alarmante de las cifras, todavía podemos sacar al planeta de la situación de grave riesgo en la que lo hemos puesto. Sin embargo, ello requiere cambios radicales en diferentes ámbitos. El diagnóstico para América Latina Históricamente, el mundo ha pasado por cinco extinciones masivas que provocaron la pérdida de más del 70% de las formas de vida. La actual parece ser la sexta. Aunque la extinción de especies ocurre naturalmente, lo hace a un ritmo de una especie en un millón por año, pero el ritmo actual supera con creces el natural, pues se extinguen en un año al menos 100 especies por cada millón, algo que va en aumento. Otra forma de visualizar esta amenaza mundial es mediante el listado con el mayor número de especies en peligro de extinción. Cinco países de América Latina figuran entre los primero diez, siendo México el que lidera la lista con 665 especies amenazadas (71 especies de aves, 96 de mamíferos, 98 de reptiles, 181 de peces y 219 de anfibios). La situación de ese país se debe en gran medida a sus altas tasas de deforestación, práctica orientada a incrementar las áreas de cultivo y a cubrir su creciente demanda de alimentos. De hecho, América Latina y el Sudeste Asiático han perdido millones de hectáreas de ecosistemas terrestres y de agua dulce a causa del incremento de la agricultura (y del uso de fertilizantes en ella) y de la ganadería. Los otros cuatro países de la región con más especies amenazadas son Colombia (540 especies), Ecuador (436), Brasil (413) y Perú (385). La extinción de especies altera e impide que los ecosistemas, formados a partir de la interacción de distintas formas de vida, cumplan con funciones vitales como la producción de alimentos, el abastecimiento de agua, la regulación del clima y otros. Grandes cambios para asegurar nuestro futuro Aunque la vida en el planeta existe hace 4 mil millones de años, la humanidad, presente hace solo 200 mil años, ha logrado romper con el balance natural del mundo. Más allá de las implicaciones negativas, ello prueba la capacidad que tenemos de transformar nuestro entorno. El informe de la IPBES menciona las Metas de Aichi como acciones transformativas para proteger la biodiversidad. Una de ellas es la creación de áreas protegidas, medida que ha reducido los riesgos de extinción de especies de mamíferos y anfibios. Sin embargo, el informe enfatiza la necesidad de cambios drásticos en los valores y objetivos de los gobiernos para que las decisiones a nivel local, nacional e internacional estén alineadas para combatir las causas detrás de la degradación del planeta. En ese sentido y teniendo en cuenta también los objetivos de desarrollo sostenible de la ONU, necesitamos con urgencia orientar los esfuerzos a: Expandir y coordinar la red de áreas protegidas. Invertir en infraestructura verde. Producir alimentos, materiales y energía de forma sostenible. Consumir agua de manera racional y eficiente para un mayor aprovechamiento. Apoyar a los pueblos indígenas y comunidades tradicionales, quienes resguardan muchos de los últimos reductos naturales que tiene el planeta. Abordar adecuadamente el crecimiento de la población y los niveles de consumo. Crear nuevas normas ambientales y mejorar el cumplimiento de las que ya existen. Frenar la contaminación y la sobreexplotación de recursos naturales. “La gente no debe entrar en pánico, pero debe comenzar a generar un cambio drástico. Hacer las cosas como hasta ahora, con pequeños ajustes, no será suficiente”, dijo Josef Settele, profesor del Centro Helmholtz de Investigación Ambiental de Alemania y copresidente de la IPBES. Nuestro aire, agua y alimentos dependen de la biodiversidad: la variedad de formas de vida del planeta y la interacción entre ellas. Cuidar ese patrimonio es una tarea común y más urgente que nunca.  

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¿Está la ONU oponiéndose finalmente al fracking?

A nivel mundial, las posturas en torno al fracking o fracturación hidráulica están divididas, algo que es evidente en el Reino Unido, donde crecí. El Reino Unido está conformado por cuatro países. De ellos, Inglaterra es el único que aún permite el fracking. Escocia, Gales e Irlanda del Norte (junto con muchas otras naciones alrededor del mundo) han prohibido esta controversial técnica. Pese a los sismos relacionados con el frackingen zonas del país donde ese tipo hechos no ocurría —y a oleadas de protestas, controversia y campañas de rechazo—, el gobierno británico se ha negado a cambiar su postura.  Sin embargo, una reciente recomendación de Naciones Unidas al Reino Unido puede significar el comienzo del fin para el frackingen Inglaterra y, ojalá, en todo el mundo.  El frackingy Naciones Unidas Hasta hace poco, la ONU parecía tener una relación complicada con el fracking. Varios de sus organismos hicieron declaraciones contradictorias sobre los beneficios y problemas de esa forma de explotación de hidrocarburos. A comienzos de 2018, la Conferencia de la ONU sobre Comercio y Desarrollo lanzó un informe que, de acuerdo con uno de sus autores, “no dice que [el fracking]es bueno o malo”, sino que el análisis de costos y beneficios de cada proyecto depende de una serie de factores relacionados con el contexto específico.  El informe menciona, junto con sus desventajas, aspectos que considera positivos del fracking, llamándolo un “combustible puente” para aquellos Estados que buscan moverse hacia fuentes de energía más amigables con el ambiente. Ese argumento no es evidente porque el impacto ambiental de la fracturación hidráulica es mayor que el de la explotación de gas y petróleo convencionales. No obstante, la ONU parece haber endurecido su posición frente al frackingen los últimos meses, particularmente debido a sus impactos negativos en términos del cambio climático y en el contexto del Acuerdo de París, tratado intergubernamental por el cual las naciones se comprometieron a la adopción de medidas ambiciosas para mantener el calentamiento global por debajo de los 1.5 grados centígrados respecto de los niveles preindustriales.  Desde octubre de 2018, la ONU ha emitido dos recomendaciones contra el fracking. Exhortó al gobierno del Reino Unido a considerar una prohibición completa e integral de la técnica, e instó a que el gobierno argentino reconsidere el desarrollo de un gran proyecto de fracking.  Los peligros del fracking Aunque para sus promotores, el frackingha resultado en un aumento de la producción de gas y petróleo, sobre todo en Estados Unidos, su uso ha tenido un gran costo ambiental, especialmente para la calidad del aire y la provisión de agua, lo último debido a la cantidad de agua empleada en el proceso y a su contaminación.  Además, la fracturación hidráulica libera grandes cantidades de metano, un gas de efecto invernadero cuyo potencial de calentamiento global es 86 veces mayor al del dióxido de carbono en un periodo de 20 años, de acuerdo con el Intergubernamental sobre Cambio Climático. Asimismo, las fugas de metano pueden dañar severamente la calidad del aire que rodea los sitios donde se hace fracking. Esa técnica también incrementa los riesgos de sismos debido a la alta presión usada para fracturar el subsuelo y extraer gas y petróleo de rocas. En sus recomendaciones para el Reino Unido y Argentina, la ONU subrayó claramente los peligros del fracking. La razón fundamental para recomendar que Argentina reconsidere un megaproyecto de frackingfue “el impacto negativo [que el proyecto podría tener] en el calentamiento global y en el disfrute de derechos sociales y económicos por parte de la población mundial y de las generaciones futuras”, a la luz del Acuerdo de París. En su recomendación al Reino Unido, resaltó que las mujeres resultan “desproporcionadamente afectadas por los efectos nocivos del fracking, incluidos la exposición a químicos tóxicos y peligrosos, la contaminación ambiental y el cambio climático”. Frenando la expansión del fracking Mientras elfrackinges aplicado en ciertas zonas del mundo, y prohibido en otras, su desarrollo en América Latina está avanzando rápidamente.   Ante la creciente demanda energética a nivel mundial, es crucial que la región y la comunidad internacional en general se comprometan a desarrollar únicamente proyectos energéticos realmente sostenibles. La fracturación hidráulica no es uno de ellos.  Creo que el reciente cambio de postura de la ONU respecto del frackinges un avance positivo que debería inspirar a que Argentina y el Reino Unido actúen en consecuencia. Personalmente, espero que el Reino Unido preste atención a la creciente evidencia acerca de los daños de esta técnica y deje de emplearla de inmediato. Para América Latina y para otras regiones donde el frackingavanza a ciegas, existen muchos ejemplos de cómo afrontar esta práctica controversial. Por ello AIDA publicó recientemente un informe que resalta los argumentos y mecanismos usados alrededor del mundo para restringir el frackingy evitar sus daños en las personas y el ambiente.  Es clave que esos impactos sean adecuadamente considerados para los pasos ambiciosos que necesitamos dar hacia una matriz energética que no implique vulnerar los derechos humanos, los bienes comunes ni agravar los efectos catastróficos del cambio climático.

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An aerial view of the Amazon jungle surrounding the Belo Monte Dam in Brazil.

Las falsas promesas de la energía hidroeléctrica

Cómo las represas fallan en cumplir el Acuerdo de París y alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la ONU Un comunicado conjunto de organizaciones de la sociedad civil en ocasión del Congreso Mundial de Energía Hidroeléctrica 2019 en París, Francia. Vivimos en una era urgente. Científicos han advertido que tenemos muy poco tiempo para actuar y poner bajo control el cambio climático para proteger la vida en nuestro planeta. Enfrentar la crisis climática requiere soluciones creativas que protejan la naturaleza y respeten los derechos humanos. Encarando estos desafíos, no podemos ser espectadores callados mientras corporaciones, financiadores y sus aliados van de puerta en puerta difundiendo falsas soluciones para enfrentar el cambio climático e implementar un desarrollo sostenible. Un ejemplo flagrante de esta simulación es el intento de retratar a las enormes represas hidroeléctricas como fuentes de energía “limpias y verdes”. Podemos observarlo en el Congreso Mundial de Energía Hidroeléctrica 2019, organizado en París por el lobby industrial de la Asociación Internacional Hidroeléctrica (IHA, por sus siglas en inglés) en alianza con la UNESCO. El título de este encuentro incluye la frase “Cumpliendo el Acuerdo de París y los Objetivos de Desarrollo Sostenible”. Estos retratos luminosos de los proyectos hidroeléctricos —con miras a captar incentivos financieros a través de mecanismos como Climate Bonds y el Fondo Verde del Clima— ignoran convenientemente un legado extenso de catástrofes sociales y ambientales, pérdidas económicas y, con demasiada frecuencia, esquemas de corrupción masiva que son la antítesis del desarrollo verdaderamente sostenible. ... Un llamado a la acción Las organizaciones de la sociedad civil abajo firmantes pedimos a los de la Asociación Internacional Hidroeléctrica, gobiernos e instituciones financieras internacionales que implementen las siguientes acciones urgentes: Alejar las prioridades, inversiones e incentivos financieros de nuevos proyectos hidroeléctricos y, en cambio, dirigirlas hacia opciones de eficiencia energética y de energía renovable verdaderamente sostenibles (solar, eólica y biomasa y, cuando sea apropiado, energía microhidroeléctrica). Se debe prestar especial atención a las oportunidades para la innovación tecnológica, la generación descentralizada y la mejora del a la energía entre comunidades aisladas y no conectadas a redes. Eliminar incentivos financieros para nuevos proyectos hidroeléctricos de los mecanismos de cambio climático, como el Fondo Verde del Clima y las Contribuciones Determinadas a Nivel Nacional (NDCs, por sus siglas en inglés), y de los programas para promover la implementación de los Objetivos de Desarrollo Sostenible de Naciones Unidas (con una posible excepción para los proyectos microhidroeléctricos).​ Encargar auditorías independientes para proyectos existentes de represas controversiales y cascadas de represas instaladas en toda una cuenca en términos de sus consecuencias ambientales y sociales, identificando los pasos para mitigar los imapactos y asegurando una reparación justa de los daños para las comunidades afectadas, basada en consultas directas. Cuando tales medidas sean prohibitivamente caras o de otra manera inviables, se debe promover el retiro de los proyectos. Alinear los procesos operativos de los proyectos hidroeléctricos existentes con planes territoriales relevantes a nivel de la cuenca, como la gestión integrada de los recursos hídricos y áreas protegidas que preservan procesos ecológicos clave y los derechos de las comunidades locales, según conceptos y herramientas de participación y manejo adaptativo. Asegurar que las políticas y proyectos de energía renovable adopten, en general, directrices sólidas para salvaguardar los derechos humanos y las protecciones ambientales, como el Convenio 169 de la OIT y los Principios Rectores sobre las Empresas y los Derechos Humanos de Naciones Unidas. No deben ser autorizadas las instalaciones energéticas que potencialmente impacten los territorios y medios de vida de los pueblos indígenas y otras comunidades tradicionales, sin obtener el consentimiento previo, libre e informado de la población y sin asegurar un diseño cooperativo para la coistración de las estrategias. Entre los beneficios de este cambio de paradigma en las estrategias energéticas y de planeación de desarrollo, se encuentran la protección de los últimos ríos de libre cauce del mundo, vitales para la resiliencia climática, la conservación de la biodiversidad y de un estilo de vida sostenible. Tanto las compañías de energía como los gobiernos deben detener todo esfuerzo para represar los últimos ríos libres del mundo y, en cambio, concentrarse en: i) mejorar la eficiencia y la sostenibilidad de los proyectos existentes de energía hidroeléctrica y de cascadas; y ii) invertir en eficiencia energética y en fuentes renovables verdaderamente sostenibles. Además, es urgente que los gobiernos promuevan la protección legal permanente de los últimos ríos libres del mundo, incluyendo los cursos de agua transfronterizos, respetando los derechos territoriales de los pueblos indígenas y de otras comunidades tradicionales, quienes juegan un rol fundamental como guardianes de la salud de los ríos. Lee el pronunciamiento completo aquí

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Seminario virtual "Minería en glaciares: Impactos y alternativas"

Los glaciares de alta montaña en el continente americano cumplen un rol esencial para el correcto funcionamiento de las cuencas y además abastecen de agua a muchas ciudades en nuestra región, por lo cual son elementos de conservación estratégica tanto para el balance ecológico y climático como para el bienestar de las comunidades. Pero los glaciares están bajo la gran amenaza de la minería en alta montaña.   En este seminario hablamos acerca de la actividad minera en glaciares, sus impactos, antecedentes y las alternativas para proteger a esos valiosos ecosistemas.    istas Daniel Taillant: Fundador y Director del Centro de Derechos Humanos y Ambiente (CEDHA). Fue uno de los líderes que desde la sociedad civil logró incidir en el Congreso para la adopción en 2010 de la Ley de Glaciares de Argentina, la primera a nivel mundial. En su extenso trabajo de crioactivismo (la protección del hielo), relevó por imagen satelital a más de mil glaciares en zonas de impacto minero y es autor de numerosos informes sobre el impacto minero en glaciares y en el ambiente periglacial.   Sara Larraín: Excandidata a la presidencia en Chile, dirige el Programa Chile Sustentable, fundación dedicada al análisis y diseño de políticas públicas. Sara es coautora de uno de los primeros estudios sobre los glaciares de Chile, por su importancia como reserva estratégica de agua dulce. Chile Sustentable elaboró la primera Ley de Protección de Glaciares en 2006, la cual fue bloqueada en el Congreso por las empresas mineras. También contribuyó con ONG y diputados argentinos para normar la protección de los glaciares en ese país. Chile Sustentable promueve hoy, junto a parlamentarios, la tramitación de dos iniciativas de ley de protección de glaciares en el Senado y en la Cámara de Diputados de Chile, y aspira a que todos los países andinos protejan su criósfera como estrategia esencial para la seguridad hídrica ante el cambio climático.   Grabación   Presentaciones 1. Presentación introductoria:   2. Presentación de Daniel Taillant:   3. Presentación de Sara Larraín:   Más información Programa Chile Susentable Centro de Derechos Humanos y Ambiente (CEDHA)  

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Seminario virtual "Las Mujeres Somos Agua"

Las organizaciones que integramos la Global Alliance for Green and Gender Action (GAGGA) en Latinoamérica nos unimos nuevamente en la campaña "Las Mujeres Somos Agua", que busca visibilizar el rol de las mujeres de la región en la defensa del agua potable, los impactos específicos que sufren por la desaparición y contaminación de sus fuentes de agua, así como apoyar su actuación en la gestión y decisiones sobre este bien común.   La campaña culminó en este seminario en línea, un espacio para el diálogo donde las personas tuvimos oportunidad de intercambiar visiones, conocimientos e ideas sobre el rol y protagonismo de las mujeres diversas en las luchas por la defensa territorial en nuestros países.     Defensoras del agua latinoamericanas compartieron sus experiencias organizativas, demandas y cómo las mujeres responden y se convierten en protagonistas de las luchas colectivas en defensa del agua.     ISTAS Mirna Luisa Morataya, Colectiva Feminista para el desarrollo local (El Salvador). Angelina Barrientos, Organización de Mujeres Guaraní de Macharety Laguna Negra, Departamento de Boquerón (Chaco Paraguayo). Dayana Alieth Pinilla Velásquez, Corporación Sihyta, Bogotá (Colombia). Elodia Castillo Vasquez, Alcaldesa indígena maya Ch'orti', Asociación Coordinadora de Asociaciones y Comunidades para el Desarrollo Integral de la Región Ch´orti´ - COMUNDICH (Guatemala). Bernarda Benítez Gudiño, Presidenta de la Asociación de Mujeres de la Provincia O'connor "AMPRO", Municipio de Entre Ríos (Bolivia). Cirpiana Mamani Aramayo, Presidenta de la Integración de Mujeres Organizadas del Municipio de Bermejo - INMUOR-BJO (Bolivia). Moderó: Adela Bonilla, Red de Ambientalistas Comunitarios de El Salvador.   GRABACIÓN   Presentaciones 1. Presentación de Mirna Luisa Morataya, Colectiva Feminista para el desarrollo local (El Salvador):   2. Presentación de Angelina Barrientos, Organización de Mujeres Guaraní de Macharety (Chaco Paraguayo):   3. Presentación de Bernarda Benítez Gudiño, Presidenta de la Asociación de Mujeres de la Provincia O'connor "AMPRO" (Bolivia):    4. Presentación de Cirpiana Mamani Aramayo, Presidenta de la Integración de Mujeres Organizadas de Bermejo (Bolivia):  

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